sábado, 27 de octubre de 2007

Las estafas del BCI,y Manuel Ulloa Pinto

http://www.geocities.com/molinodewind/bci.html

La historia es larga, pero resumiré: En calle Freire, 1131, Concepción, yo tenía una propiedad en la que tenía ocho arrendatarios. Es así que, en esa fecha yo ganaba un millón doscientos mil pesos por concepto de arriendos. Luego, un falso corredor de propiedades, Don Claudio Núñez Rebolledo, me contactó con Héctor Seguel Arévalo y, éste último prometió hacerme unos departamentos nuevos. Ahora Don Claudio Núñez Rebolledo puso como abogado "nuestro" -para ver si estaban bien los papeles- al abogado Hernán Meger Navarrete, quien cobró dos millones de pesos -tengo la boleta en mis manos-. A Don Claudio Núñez Rebolledo se le canceló la suma de 5 millones de pesos para buscar un buen comprador y este comprador era cliente V.I.P del Banco de Crédito E Inversiones; y el ejecutivo del banco, de apellido Cataldo, y con la aprobación de Manuel Ulloa Pinto, Gerente del Banco de Crédito e Inversiones, dieron la aprobación para pasarle 80 millones de pesos a Héctor Seguel Arévalo, donde éste se comprometía a cancelarme un millón doscientos mil pesos mientras duraba la construcción de los departamentos. Resumen: Don Héctor Seguel Arévalo hipotecó mi bien raíz y arrancó con el dinero, y como el hilo se corta por lo más delgado entonces comenzaron a hostigar a mi esposa. Para tales efectos, el gerente del Banco BCI, Manuel Ulloa Pinto, amenazó a mi señora para que reconociéramos una deduda que contrajo el reo Héctor Seguel Arévalo, cliente VIP del banco BCI (actualmente prófugo), o de lo contrario nos rematarían la propiedad en cualquier momento. Pues bien, Don Manuel Ulloa Pinto, gerente del BCI, se reunió con los altos ejectutivos y llegaron entre ellos a un acuerdo, y urdieron la trama para que mi señora firmara. Para esto, tuvo una alta participación don Manuel Ulloa Pinto, gerente del BCI. Luego contraté los servicios de Hugo Díaz Uribe y éste no nos defendió a nosotros; al contrario, ni siquiera apeló, y opuso una defensa muy débil. A todo esto, un funcionario judicial, me confidenció que Hugo Díaz recibió dinero del banco por debajo de la mesa. En pocas palabras: El tipo se vendió. Entonces me remataron la propiedad,y ahora mi Señora y yo estamos de arrendatarios y con una diabetes profunda y una hipertensión severa (mi Señora). Entonces, en este fraude y ESTAFA, urdida vilmente, los protagonistas son varios personajes, pero quien dio la autorización para el préstamo al reo Seguel fue el Gerente del Banco de Crédito BCI, Manuel Ulloa Pinto. En consecuencia, que mi Señora 'jamás' solicitó dicho dinero y encima el abogado Hugo Díaz Uribe no detuvo el remate de mi propiedad. Al contrario, ni siquiera acudió a los tribunales para detener dicho fraudulento remate. Obran en mi poder los cheques sin cobrar que se comprometió a cancelar mensualmente el reo Héctor Bernardino Seguel Arévalo. Dicha estafa se gestó el año 1998, pero ningún abogado nos defendió, al contrario, pues el abogado Don Hugo Antonio Díaz Uribe nos derivó donde "otro abogado" que actualmente está preso con una condena de cinco años por el bullado caso Bilbao y Mercado Municipal de Concepción, Carlos Worner Tapia (reo y preso). En ese momento, la propiedad estaba a nombre de Seguel, percibiendo éste las rentas de arrendamiento, hipotecada por éste a favor del Banco, con prohibición de venta e incluso embargada por un acreedor de Seguel. Me contacté con el abogado Jorge Bécar y gracias a su intervención y esfuerzo personal recuperamos la propiedad a nombre de mi señora y su administración, manteniéndose la hipoteca a favor del Banco que garantizaba la deuda del reo Seguel y que éste no pagaba y que cada día subía por los intereses. Ante esta situación asumimos el pago de una deuda que no era nuestra; de lo contrario el banco iba a proceder a ejecutar la hipoteca del reo Seguel, perdiendo toda posibilidad de mantener nuestra casa. La realidad económica de la época era difícil, los intereses eran altos . Iniciamos una carrera contra el tiempo a efectos de poder vender la propiedad. Por lo tanto, el profesional Don Jorge Becar Pereira me fue de mucha ayuda, tanto judicial como humanitaria. Ahora a mi Señora la enviaron a Dicón, con la deuda de 85.000.000 $. En consecuencia, que mi Señora jamás pisó las oficinas de dicho Banco. La estafa es de 165 millones de pesos a la sazón el año 1988. En la actualidad estamos literalmente en "la calle" sin departamentos, y encima con una deuda que jamás se contrajo.
Concepción, Chile. 10 de Enero de 2007 Fernando Rubilar Valenzuela
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